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martes, 8 de noviembre de 2011

¡Entusiasmaos ante el nuevo curso!

Estimados alumnos de la ELU:

Iniciamos un nuevo curso académico, el último para algunos, el primero para otros, emocionante en todo caso. Queremos comenzar este espacio con una reflexión fundamental para alguien como tú, que, parafraseando a Bertolt Brecht, estás llamado a ser un dirigente:

Quizá el universitario medio no es consciente de la responsabilidad que supone tener acceso a la formación universitaria. Se ha producido una democratización del acceso a la enseñanza superior, hasta el punto de que apenas se considera con suficiente calma que no es una obligación acudir a la universidad una vez finalizada la enseñanza media, sino una opción que requiere un compromiso particular: exprimir al máximo las oportunidades de formación intelectual, volitiva y afectiva que brinda esta institución. No es menor esta cuestión.

La Universidad se define por dotar al alumno de una formación integral que incluye una apertura sincera a la cultura, un conocimiento profundo de las profesiones y una formación básica para una futura dedicación científica. Esto lo defendió Ortega y Gasset en su conferencia Misión de la Universidad. El filósofo español terminaba este documento con una llamada a que la Universidad recupere su condición de “poder espiritual” frente a la crisis de las instituciones tradicionales y el grosero empeño de la Prensa de instrumentalizar y moldear la información que llega al ciudadano.

Ciertamente, la Universidad no pude olvidar que es una institución social y, como tal, no puede darle la espalda a la actualidad, a la comprensión del funcionamiento de la sociedad y de los fallos que existen en la estructura social para, desde las ciencias particulares, permeadas por una rigurosa formación humanística, dar respuestas eficaces y adecuadas a las necesidades humanas.

Esta es la vocación universitaria y, por ende, del universitario. Aquel universitario que desestima su responsabilidad, que se instala cómodamente en su rincón, que se mira el ombligo y reduce su etapa universitaria exclusivamente a la mediocre meta de conseguir un título, no debe dejar de tener en cuenta que la sociedad estará legitimada para pedirle cuentas.